miércoles, 13 de mayo de 2020

LUZ

Desde que nació hizo una declaración de guerra al mundo. Lloraba y molestaba todas las noches. Comía cuando quería y dormía cuando no tocaba. Despiértala tú si te atreves. Y nada cambió mientras crecía. En mi caso, no la veía como una guerra. Más bien como a Hacienda. Incluso de lo mío se tenía que llevar una parte, casi de forma obligatoria. Hay que compartir, me decían. 
Gracias a ella me quedaba sin patatas fritas, con varios arañazos en la cara cada vez que la cogía en brazos, y con un diente torcido tras una pelea casera. Lo dicho, vino dando guerra.
Y ahora...sigue exactamente igual. Sigue desafiando a todo y a todos. A todo aquello que dice que no puedes, a todo aquello que te quita las ganas. A todos los que le trataron de parar los pies o de llevar por dónde no debía. No le he visto proponerse algo que no lograra, aunque ello supusiera quedarse sin su tiempo, sin dormir, o generando una fuerte dependencia de 20 cafés por minuto. Para muchos de vosotros es la demostración de que alguien puede estar siempre sonriendo. No es cierto. Yo la he visto llorar, enfadarse y frustrarse. Pero, precisamente porque he podido presenciar esos momentos, valoro cada segundo de esa luz en forma de alegría infinita que nos regala. Esa que se te mete dentro y te contagia, te hace querer ser mejor, te anima en cualquier adversidad, y te sirve de faro hasta en la peor tormenta. 
Porque pese a todas esas batallitas que hemos tenido tú, por encima de todo, has sido el mayor regalo que jamás he tenido. Te quise desde el mismo momento en que naciste, pero cada día es un poco más eso que hace que necesite protegerte de cualquier mal. Haces que cada vez que hable de ti cualquiera con medio ojo funcional pueda ver el orgullo reflejado en mi cara y la felicidad de tener cerca a una persona con la que, gracias a unas patatas fritas, he aprendido a compartir mis mejores momentos y mis peores, mis tonterías más estúpidas y mis pensamientos más descabellados. Con la que he aprendido que la confianza plena existe y con la que he comprendido un poco mejor lo que es querer de verdad a alguien.
Veintidós años de aventura que ya llevamos, y los que nos quedan pequeña. Feliz cumpleaños a la mejor persona del mundo. Te quiero, hermanita.

lunes, 30 de julio de 2018

De sentido común.

Hoy quiero un beso de esos que hablan en mi lengua
y que susurran lujuria y fantasías en mi cabeza. 
Hoy quiero unos ojos que me escuchen a oscuras
y que ni siquiera con catalejo me cataloguen.
Quiero unas manos que me vean sin ropa
y que me saboreen des-crudo. Y a fuego lento.
Hoy quiero esa agridulce manera de saber que, 
aunque ya te lo olieras, esto era cuestión de tacto.

Y de sentido(s) común es.

Hoy quiero saltar sobre su altar y sobresaltarla.
Que el único Sí necesario sea placer por principios
(arquimédicos) desbordante, que del resto ya se sabe. 
Quiero que al menos hoy lo sintamos muy adentro (el calor)
y admitamos que lo que hacemos es abierto (a interpretaciones).

Y mañana...

Le ponemos nombre y lo reconducimos
o simplemente lo "atropellidamos".
Pasamos el resto de navidades juntos
o cada uno por su lado y santas pascuas.
Nos vamos de gira por el mundo
o con la música  a otra parte.

Pero eso si. Mañana...

Que nos quiten lo bailao.




domingo, 22 de julio de 2018

Dilo en inglés...

A veces te levantas y pasa por tu cabeza,
como un deseo furtivo, mi imagen.
Dudas si me mandas o no ese "que tal"...
y al final me recuerdas que me recuerdas.

No me disgusta que lo hagas, pero...
Al menos dímelo en inglés.

Que así lo que pasará por tu cabeza
será mi última foto, y no yo.
Que así realmente será un Whatsapp más,
pues sé que no te preocupa cómo esté.

"Y al final me recuerdas que me recuerdas"...
Dímelo en inglés.

Porque Re-Mind proviene de volver a usar la mente
y Re-Member de volver a ser miembro de algo.
Y luego está In the End. Eso dilo como quieras,
que al menos en eso sí que estamos de acuerdo.

martes, 21 de noviembre de 2017

Remolinos

 Como puertas a la aurora y ventanas a sus quimeras; así son.

Como océanos enfurecidos, ciclones absorbentes,

deseos fugaces, galaxias atrapadas en agujeros negros.

Piel erizada y ciega ante el con-tacto de su mirada.


 El día y la noche encerrados orbitando, abrazándose...

Opuestos; reflejos de un alma de doble sentido. Así matan.

Bendito tú, pecado. Maldita honestidad silenciosa la mía;

sumergida y a remojo en sus sin fondo remolinos.

viernes, 28 de abril de 2017

Musas de humo

Paso a paso, lazo a lazo, de corte en poco a su propio destino.
Liberándose de su cuerda floja; el nudo aprieta si los malos tragos se obstruyen.
Sólo a solas se da cuenta de su ilusión. Ilusa, ínsula insulsa,
sin salsa, sin sal, sin salida, sin saliva y sin ¡sal y baila!
Y sólo acompañado el agua corre en gotas eternas que ni rien,
ni lloran, ni chocan con el frío de su propio reflejo.
Preguntas idiotas, respuestas acordes; que incordien, pero cordiales;
cuerdas, pero a lo loco; que si hay que atarse a algo que sea a esa nube.
Que vuelen libres las dudas y las deudas. También es de deidades tener días.
Tríos entre tú, la rutina y la pared. Entre ella, sus importancias y sus impertinencias.
Su impotencia, que a ciencia cierta sabía de antemano que quedarse
sin dar el brazo a torcer era imposible, que quedarse era impensable.

Lo malo de los fines es en sí el fin...Por eso de que nunca llegan,
lo hacen tarde o se adelantan hasta auto-extinguirse.
Que lo que no empieza no termina. Tampoco maltermina. No se apaga
aquello que no brilla, pues nunca se acierta haciéndolo a oscuras.
La niebla se disipa sin pagar, sin pegar voces. Es lo bueno,
que se la llevan tanto el mal tiempo como los buenos.
Se ha llevado mi musa...reclusa, sin cláusulas.
Tic-tacs como espadas (sí, la que olvidó a su pared y se fugó), fuego.
De poco en corte atándose a su destino. Lazo a lazo, paso a paso.

miércoles, 19 de octubre de 2016

No es lo mismo.

No es lo mismo querer que amar.
No es lo mismo redactar que escribir.
No es lo mismo el tacto de una pluma, que tu tacto de ave al vuelo.
La verdadera diferencia entre Tú y mis musas de sábana noche es que a ellas les escribí para llevarlas a mi cama, y a ti para mantener tu recuerdo en ella.

sábado, 19 de marzo de 2016

Autorretratándote/me

Mírale. Ya esta con lo de siempre. Con la misma frase que siempre usa, y con la misma entonación. Es curioso que alguien con un carácter tan imprevisible y explosivo sea visible a leguas. Sólo con mirarle a los ojos ya sabes lo que su cabeza está maquinando. Y no siempre es bueno. Quién esquivara ese mal pronto incontrolable. Pero no puedes enfadarte. No con él. Sabes que por debajo de incluso el mayor de los gritos, se esconde un corazón grande como un mundo, ardiente como un sol, y en constante latido vital. Sabes que si grita, es porque lo necesita, no porque quiera, y muy posiblemente porque tenga más sangre dentro de la que ha podido contener hasta ahora.
Se le pasará, como las trescientas mil veces anteriores. No guarda rencores, no sabe. Es bondadoso hasta el punto de perdonar prácticamente todo. Y aunque sabe que de bueno a tonto hay un paso, procura no darlo (y aún así, seguirá siendo su mayor debilidad). El mundo está lleno de personas contenedor (y mucha basura) y no de personas contenido. Y por eso él es distinto, es el raro. Es el que cumple todas y cada una de las responsabilidades que le tocan, y muchas de las que no. Es el que siempre tiende su mano a cualquiera, aunque alguno se le haya llevado ya el brazo entero. Sus chistes son malos, pero tiene ese algo que hace que (con perdón) te descojones sin control. No siempre ESTÁ alegre, pero siempre ES feliz. Y es que si de algo sabe él, es de ser, de disfrutar.
 Sabe que la vida es de todos, pero él la hace suya. Sabe sentarse a disfrutar de la brisa del mar, sabe cerrar los ojos y sentir el frescor de esa cerveza de domingo al mediodía. Sabe disfrutar de su familia, de sus amigos, y también de su amiga especial, la Sole, esa a la que tan pocos quieren ya. Y precisamente de ahí su mayor virtud. Es un profeta. Enseña a todo el que quiera verle gracias a su ejemplo, a su actitud, a sus palabras. Todo en él es una continua lección. Incluso cuando te enseña algo, te enseña a poner en duda lo enseñado. ¡Toma esa! Dos lecciones en una.
 ¡Mierda, espejo, otra vez me he quedado hablando con ese maldito reflejo! Espera...ese no soy yo...¿o tal vez...?

Porque te lo mereces, porque el día lo requiere, y especialmente porque mi mayor orgullo será poder decir esto, modifiquemos ese antiguo guión para que diga:
- Luke, yo soy mi padre.

De ti mis ojos, de ti mi nariz...de ti, lo que soy.